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lunes, 30 de agosto de 2010

Lima en dos: de Miraflores a Breña (Tercera parte)

lima3

Noté que empezando la siguiente cuadra había dos personas sentadas en la acera. Eran jóvenes. Les calculé 18 y 14 años (o al menos por ahí, esa “noche” estaba “traumado” o al menos lo empezaba estar), se veían muy sucios, vagos, parecían estar tranquilos, como si no notasen que están en una zona peligrosa. Note que ellos eran el peligro.
Nos detuvimos junto a ellos.
-¿Qué mierda hacen a acá a esta hora, ah?-dijo el policía 2 y bajó.
Felizmente a mi no me hablaron así.
-Nada jefe, vivimos por aquí-
-A ver qué tienen allí-
El policía se acercó y los palpó ágil y agresivamente, esto me hizo recordar la forma como lo vi palpar al primer señor intervenido. ¿Se puede hacer esto? Me pronto ya no me sentía tan seguro (y eso que apenas habíamos pasado una cuadra). ¿Y si vienen más? ¿Y si están armados? Pensaba esto porque a veces la Policía es tan estúpida, en fin… Aunque esos policías parecían estar bien preparados, sus voces tenían un toque muy peruano y ligeramente callejero, algo que me hubiese hecho sentir más en confianza si no fuese por ese temor que llevaba dentro.
-Váyanse de aquí-
“Estaban limpios”, por decirlo así. Yo estaba allí, asustado, pero ahora iríamos a mi casa, a 3 cuadras de allí. Pensé entonces que esos chicos pudieron haber estado consumiendo drogas, pero no solo ellos sino también el primer señor. Mi corazón latía fuerte y rápido y mis manos empezaban a sudar…
Al fin, a mi casa…
No era así exactamente. Tan jodida es la zona que acabando la esa cuadra, al frente, habían dos bultos allí, sentados, despreocupados (¡cómo si la zona no fuera peligrosa y yo sentado de miedo!), sus descripciones eran parecidas a los intervenidos hace menos de un minuto, uno era menor que el otro.
Tamare, primero llévenme a mi casa, por favor.
-Oe, ¿y ustedes qué hacen ahí?-dijo el policía 2 alzando la voz e imponiendo absoluta autoridad.
-Ya nos vamos, vivimos por aquí no más-dijo el mayor.
Esto me parecía una obra de teatro, donde yo era el espectador (que observa los actos “heroicos” de dos policías ante la delincuencia juvenil), pues las dos escenas se veían tan parecidas e incluso me incluyo pues, seguía asustado. Como ha de ser de costumbre para ellos, el policía bajo y los revisó. Yo no conozco exactamente las leyes peruanas (aunque lo mismo da porque nunca se respetan), pero me parecía justo e injusto a la vez que los trataran como sospechosos de algo, quizá por sus apariencias p oco amigables. Justo, porque en realidad si parecían delincuentes y además la zona estaba solitaria y era Breña, también quizá por la “costumbre” (algo que imagino) de encontrar delincuentes, borrachos o coqueros a esa hora en el distrito de Breña. E injusto simplemente por el hecho de que literalmente no habían hecho nada.
-Mira esta huevada- dijo y se la alcanzo al policía dentro de la camioneta.

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