71 días. Ni uno más ni uno menos. No sé si vino conmigo. Tal
vez me esperó aquí. No la sentí la primera vez que vine. Tampoco la vi. Aunque
en realidad nunca le he visto. Últimamente se hace sentir. Como el viento. Como
el frío en la mañana. Como el miedo en la gente. Como el hambre. Como la sed.
Parecía tan linda, tan divertida, tan genial, tan ella. Esperanzadora. Parecía,
repito.
Vive conmigo. Pocas veces la siento salir. A veces lo hace.
Creo que odiar seguirme. Algunas veces lo hace por joder. Es celosa. Si me ve
con alguien, se va enojada. Cuando llego al final del día, siento su presencia descomunal.
Que desborda. Que entristece. Que jode. Aparece de regreso a casa. Odia que me
ponga audífonos. Pensará que no la escucho, que no ando pendiente de ella, que
no me importa. No me importa. Hacemos varías cosas juntos. En un día normal se
levanta a mi lado. Me ve cambiándome. Estoy apurado, déjame, le digo. Me voy. A
veces aparece en la hora del almuerzo. Luego camina conmigo. Se va ante
presencias extrañas. Extrañas para ella. Regresa para decirme lo mal que me
veo. Cuando voy más lejos tomamos el bus. Se sienta a mi lado. Me pongo audífonos.
Siento que me mira, que me habla. Seguro me reclama. Luego bajo. Y baja
conmigo. Camino. Y camina conmigo. Llego. Y se va. Salgo. Y ya regresó. Puedo
salir 1, 3, 5 horas tarde, pero ahí me espera, afuera. Es fiel. Mucho. Yo no.
Soy infiel. Ingrato. Indigno. No la merezco. Pero ella insiste. Aprendí que no
me dejará. No por ahora. Pero yo la hago feliz. Ella no.
Mi relación es difícil. Me mintió. Creía que era agradable.
Pero es desagradable, totalmente, al menos para mí. A algunos les gusta, hasta
a mí, hace meses. Pero cada vez menos. Antes solía buscarla, siempre la
encontraba, siempre estaba para mí. Me gustaba andar con ella. Ahora está obsesionada.
No me deja. Piensa que me hace bien, que me hace feliz. Pero no. Prefiero andar
con otras personas. Prefiero huir. Así como siempre huyo. No la enfrento. No la
encaro. Ni mucho menos trato de estar bien, estar feliz con ella. Me hiere.
Está en su naturaleza. Es así. Por eso prefiero huir. Pero no puedo huir. Pero
la odio tanto que odio hasta el hecho de tener que soportar su presencia
indeseada. Ahora quieres que me vaya, me dice. Sí, déjame. No, ahora te
aguantas, me refuta. Me prometió libertad y felicidad. Tengo libertad. Sonrío,
mas no significa estar feliz. Siento que me alegó de las personas que amo.
Pero necesito aprender a vivir con ella, pero necesito dejar
de sentirla. Ella seguirá acá. Pero aprenderé a dejarla de sentir. A olvidarme
cómo es. A buscarme dentro de mí. Así desistirá a fastidiarme, espero. Recordaré
la bellas personas que conozco, que recientemente conocí y las que estoy
conociendo. Mi corazón se llenará, tal vez y así podré dejar de sentirla. Sólo
las veces que la necesite, ella estará. Porque quizá no sea mala, tal vez Soledad
sea tan solo una oportunidad de encontrarme conmigo mismo y hasta con Él.
4.51 am
06/05
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