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lunes, 6 de mayo de 2013
Soledad
sábado, 15 de setiembre de 2012
Paradero 50, el tren está llegando
Mi mami y sus amores. |
viernes, 31 de diciembre de 2010
El fin
Pasó Navidad también, yo la pasé en familia celebrando el nacimiento de Cristo, espero que la hayan pasado lindo igual.
Estas semanas quería estar solo, recordar y pensar, muchas cosas, metas, experiencias, consejos, entre otras cosas que pasaron este año. Y creo que me ha caido bien, no lo se, nadie me llamó, lo que me hace suponer que también le hice un bien a otras personas.
Al celebrar el cambio de año muchos de nosotros tenemos "cábalas" o como sea, por ejemplo, yo como 12 uvas (que en realidad siempre acabo comiendo más), o otros se ponen ropa de color amarillo. Lo que es más probable es que las personas quieran cambiar la mayoría de cosas. Un ejemplo personal es haber decidido cambiar de blog.
Cuando mi buena amiga Lorena me sugirió la creación de un blog personal, pues lo estaba haciendo todo chévere hasta que me pidió el nombre y no supe que poner. Pues y creo que el cambio de año es una oportunidad para cambiar muchas cosas incluyendo el lugar donde me expreso. Pronto escribiré el primer post y este lugar quedará abierto.
Por ahora disfruten de este fin de año y que el próximo se encuentre lleno de alegrías, emociones y muchas bendiciones para todos. Mucha suerte para ustedes. Hasta siempre.
7.48 p.m.
31/12
martes, 14 de diciembre de 2010
Recuerdos finales
Recuerdo haber llegado a Lima un 3 o 4 de enero. Recuerdo que se rompió la faja del Rasheen en un sitio que no recuerdo ahora. Recuerdo que llegamos a eso de las 12 de la noche. Recuerdo que llegamos cansados. Recuerdo y supongo que luego dormimos y mucho. Recuerdo practicar tenis en mis vacaciones. Recuerdo que mi mami me embarcó en ese bus verde que pasa por el condominio sin señal para celulares. Recuerdo que la ruta de ese bus era: IO-49. Recuerdo el primer día de universidad. Recuerdo mi clase de inglés. Recuerdo que iba a la universidad con bermudas cuando ya había neblina y me congelaba al subir el puente del Trébol. Recuerdo que no di un examen parcial. Recuerdo que no di un examen final. Recuerdo desaprobar dos cursos. Recuerdo la creación de este blog un 18 de junio. Recuerdo que me atrajo una chica y luego otra y luego otra. Recuerdo el primer beso, muy lindo por cierto. Recuero llorar en septiembre. Recuerdo haber estado muy feliz. Recuerdo haber estado muy triste. Recuerdo haber deseado llorar. Recuerdo haber sonreído. Recuerdo reirme. Recuerdo haberme molestado. Recuerdo escribir. Recuerdo a la señora que no pudo subir al Metropolitano. Recuerdo que sentí que se me vino el mundo abajo. Recuerdo la vez que me fui hasta San Martín de Porres por reclamarle al cobrador. Recuerdo cuando casi me bajo en Zarumilla. Recuerdo cuando iba a Risso al cine. Recuerdo mis gritos en el cine. Recuerdos mis pedos en el cine. Recuerdo los golpes homicidas de Rossi. Recuerdo la sonrisa siempre alegre de Lucerito. Recuerdo el pelo siempre mojado de Katya. Recuerdo el impulsivo abrazo de Jessi por mi cumpleaños. Recuerdo el concierto de Arjona. Recuerdo la cara que ponía Gerson ante las maniobras temerarias de mi madre (algo exagerado). Recuerdo la cortina de Pucca. Recuerdo cuando iba al Bembos del óvalo La Fontana. Recuerdo cuando me salieron 2 Sin Parar de la máquina de helados cuando solo pagué uno. Recuerdo cantar. Recuerdo correr. Recuerdo cuando perdí mi billetera. Recuerdo cuando unos policías me llevaron a mi casa. Recuerdo su perfume. Recuerdo haberme puesto rojo. Recuerdo cuando la mochila de Rossi se quedo atorada en la puerta del bus (más conocido como “el puto”). Recuerdo cuando Christian se cayó jugando bowling. Recuerdo que me cagué de risa con José Antonio. Recuerdo cuando le creé su Facebook al rector. Recuerdo cuando nos perdimos en la cuadra 8 con Karla, Luisenrique y Rossi. Recuerdo lo apretado que iba en el Metropolitano. Recuerdo haberme reído leyendo el blog de Lorena. Recuerdo bajar canciones ilegalmente. Recuerdo haberme cortado las uñas. Recuero hace poco que íbamos en el carro a Miraflores y terminamos en Matellini. Recuerdo ahora que tengo una familia y mucho por delante.
martes, 30 de noviembre de 2010
El inicio en el final
Eran las cuatro y media de la mañana, me desperté con un sentimiento de nerviosismo-emoción era el “gran día”. Me desperté, me levanté, me alisté.
Mi mami me llevaba en el Rasheen, no había mucho tráfico a esa hora, entramos a la Vía Expresa. Subimos el puente para entrar a Javier Prado, mi mami me había dicho que me dejaría ahí y luego que me vaya solo, durante todo el camino me había esmerado en convencerla de llevarme a mi destino final.
Nos habíamos cuadrado al frente de una casa, le rogaba que me lleve, “solo por hoy, yo me regreso solo”. La convencí. Rivera Navarrete y a la izquierda. Entramos a la Vía Expresa de Javier Prado.
Sabía el salón donde tenía mi primera clase, pero aun así tenía ese sentimiento de no conocer a nadie, solo a una chica que conocí en un taller, pero con ella tenía clases a las 9, no a las 7.
El Óvalo La Fontana terminó de ponerme más nervioso. Mi mami se cuadró al frente de la puerta. Que roche, pero solo será por hoy… espero. Me despedí y le di mil gracias.
Busqué mi salón, entré, ya había gente, no podría decir en este momento quienes fueron, porque no recuerdo, solo recuerdo que un chico con un tremendo arete en la oreja se sentó delante de mí y que llamaron a una chica que también estudiaba psicología (quien terminaría siendo mi gran amiga).
Esa clase de inglés terminaría siendo muy graciosa para mí y aunque terminé desaprobando porque “faltaba” mucho (la verdad es que me llegaba tarde y este día fue el uno de los pocos días que llegué temprano junto con el día de mi cumpleaños, ambos fueron jueves) me divertí mucho en esa clase y conocí a muy buenos amigos.
Luego nos cambiaron de salón, entregué mi tarea que nos habían dejado cuando habíamos tenido charlas días antes. Acabó la clase. Bajé sin hablarle a nadie.
Eran las nueve y tenía clase de un curso llamado Desarrollo Humano. Desde la puerta vi a mi amiga, una chica que por un efecto mágico parece llevar siempre el pelo mojado. Entré y me senté a su lado.
La profesora era una chica morena súper hermosa, dejé a Shakira por un lado y me enamoré platónicamente de ella (enamoramiento que duro hasta la siguiente clase porque para mí desdicha nos cambiaron de profesora y nos pusieron un profe Curioso).
Ese día hicimos dinámica entre todos los compañeros, creo que salimos al frente y dijimos nuestros nombres u otros datos.
Salí y caminé hacía la avenida La Molina. Pasó media hora. Por fin decidí a coger un bus.
Luego bajé en la Arequipa. Me “perdí”. Caminé hasta Salaverry buscando Petit Thouars pasando por muchas calles con nombres de arboles, luego empezaron las calles con nombre de frutas, obviamente nunca crucé Petit Thouars. Cogí un carro que iba por Universitaria, bajé en Colonial y tomé una combi. Llegué a mi casa muy cansado, al igual que ahora…
martes, 23 de noviembre de 2010
Llorar, un privilegio
La última vez que lloré fue en septiembre, me miraba al espejo, mis ojos mojados y rojos, mi cara con un rojo intenso, me mordía los labios para evitar expulsar sonido alguno, respiraba rápido, me jalaba el cabello, caía lágrima por lágrima, se mojaban las fotos de mi familia.
Me llegué a acostumbrar que llorar estaba bien porque te limpiaban los ojos o llegué a creer que me veía bien al llorar y al ver al espejo esos ojos llenos de lágrimas, creo que solía llorar mucho a solas, sólo lo quiero creer, no lo quiero afirmar, aunque sea verdad. ¿Los motivos? No lo sé, quiero creer que no los sé, quiero creer que fui feliz y jamás lloré.
Les mentiría si les digo que lloro ahora, no lo hago, pero quiero hacerlo. Llorar me hace razonar en cierta forma, me hace ver que soy algo más maduro, me hace ver que puedo cambiar, que puedo ser mejor... Llorar también me hace recordar lo que pasó, imaginar lo que puedo ser, imaginar cómo sería algo perfecto. Me gusta llorar a solas, no estoy seguro si me gusta que me vean, me gusta que las lágrimas rocen mis mejillas, me gusta escuchar cómo lloro, me gusta ver mis ojos rojos y pensar que los estoy limpiando solamente, me gusta eso. Cuando lloro me suelo acordar de cosas feas, de cosas que me hicieron llorar otras veces.
Es raro, lo sé, quizá tanto lloré que me gustó. Lo que sí detesto es ver llorar a otras personas y yo no poder hacerlo también, puede ser que quiera compartir su dolor y no puedo, o puede ser que envidie su llanto.
Llorar no tiene que ser malo, llorar está bien, a mi me gusta por ejemplo, y ahora quiero hacerlo, primero porque me siento triste y segundo porque llorar me hace razonar y entrar en razón.
Cuando lloran frente a mí, no sé qué hacer, no sé cómo calmar, cuando lloro no me trato de calmar, trato de llorar todo lo que pueda, por eso creo que se me acabaron las lágrimas, por eso de aquí que me acueste trataré de llorar. Pensar en la cosas que hago mal y en las que decepcioné a terceros, segundos y primeros, o sea a mí, son cosas que podrían causar mi llanto.
Dos meses sin llorar, eso hubiese sido un record hace dos o tres años…
A llorar… (ya me había acostumbrado)
12:16 a.m.
05/11
Una entrada que jamás iba a ser publicada.
sábado, 20 de noviembre de 2010
La ruta y la rutina
Me despierto. Apago el despertador. Sigo durmiendo. Mi prima intenta levantarme. Me levanto después de diez minutos de lucha. Me siento en mi cama. Vuelvo a acostarme. Me levanto. Me voy al baño. Orino. Agarro mi bata y mi toalla. Me saco el polo de pijama. Me pongo la bata. Voy al baño del cuarto de mi mami. Me veo en el espejo. Prendo la ducha con agua caliente. Meto solo mi cabeza. Saco mi cabello mojado. Lavo mi cabello con champú. Seco mi cabello a medias. Salgo del baño. Saco la calefacción del cuarto de mi mami. Me dirijo a mi dormitorio. Enchufo la calefacción. Me visto. Han pasado veinte minutos. Salgo de mi cuarto. Desayuno con la presión de la hora. Salgo a la avenida Oscar R. Benavides. Tomo una combi hasta la Plaza Dos de Mayo. Bajo de la combi. Camino hasta la estación Dos de Mayo. Espero un promedio de cinco minutos. Veo que viene El Metropolitano. Está lleno. Pienso en subir o no. Finalmente subo. Me quedo en la puerta. Me siento apretado. Paso la estación Quilca. Paso la estación España. Espero un largo semáforo. Pasa la estación Central. Veo el avance en la remodelación del Estadio Nacional. Pasa la estación Estadio Nacional. Veo las agencias de viaje en la avenida Paseo de la República. Veo el centro comercial Polvos Azules. Paso la estación México. Bajo en la estación Canadá. Salgo de la estación Canadá. Tomo una combi que va hasta la avenida La Molina. Veo el reloj. Voy a llegar tarde. Al fin paso la avenida Nicolás Arriola. Paso la avenida Del Aire. Pienso en lo que pasará ese día. Paso la avenida Aviación. Veo la construcción del Tren Eléctrico. Paso la avenida San Luis. Paso la avenida Rosa Toro. Veo un Pizza Hut y un KFC en una esquina. Veo tráfico para entran a la avenida Circunvalación. Espero dos semáforos en rojo. Al fin entramos a la avenida Circunvalación. Paso Plaza Vea. Entro a la avenida Javier Prado. La combi se cuadra en el Jockey Plaza. Pasan los minutos. Paso la avenida Manuel Olguín. Veo el reloj de la Universidad de Lima. Paso el Óvalo Monitor Huáscar. Paso Wong. Pienso que ya empezó la clase. Paso la avenida Los Frutales. Veo muchos carros girar a la izquierda. Al fin llego a la avenida La Molina. Bajo tranquilamente. Cruzo la avenida. Me dirijo a la universidad. Paso por la comisaría. Doblo a la derecha. Veo a la señora que siempre le compro. Saco mi carné. Enseño mi carné al vigilante. Saludo. No me saluda. Entro. Camino a mi salón. Encuentro a alguien conocido. Lo saludo. Me saluda. Sigo mi camino a mi salón. Veo el reloj. Quince minutos tarde. Noto que ha pasado una hora y diez minutos desde que salí de casa. Entro. (Lunes y viernes) Trato de sentarme cerca a la ventana. Veo a los chicos que me dan asco. Siento náuseas. Saco mi libro de inglés. Desearía tener audífonos en ese momento. Salgo al break. Llamo a uno de mis mejores amigos. Entro a la segunda hora. Hay un examen. Acabo primero. Salgo. Bajo las escaleras. Entro a mi clase de Fundamentos Históricos de la Psicología. Acaba la clase. Salgo con mi mejor amiga. Caminamos al paradero. Tomamos un bus. Hablamos. Llego a la avenida Paseo de la República. Me despido. Bajo. Camino a la estación Javier Prado. Espero. Subo al primer Metropolitano que venga. Me dirijo a casa. (Martes y jueves) Veo a mis mejores amigas que me han guardado sitio. Me siento junto a ellas. Siento que tengo sueño. Cuento algunas cosas que me pasaron el día anterior. Hago bromas. Nos reímos. La profesora de lenguaje pide silencio. Es break. Viene mi mejor amiga. Empezó matemática. Saco mi laptop. Me río de las locuras del profesor. Noto que no he copiado nada. Salimos de la clase. Vamos a la biblioteca. Pedimos una Aula Investigación. Entramos. Hablamos de la vida… (Miércoles) Me siento al fondo al lado de la ventana cerca de una amiga. Escucho la clase interesadamente. Pasan algunas horas. Entro a mi salón de inglés. Pasan dos horas. Salgo solo. Camino al paradero…
3:48 a.m.
20/11