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martes, 30 de noviembre de 2010

El inicio en el final

Eran las cuatro y media de la mañana, me desperté con un sentimiento de nerviosismo-emoción era el “gran día”. Me desperté, me levanté, me alisté.

Mi mami me llevaba en el Rasheen, no había mucho tráfico a esa hora, entramos a la Vía Expresa. Subimos el puente para entrar a Javier Prado, mi mami me había dicho que me dejaría ahí y luego que me vaya solo, durante todo el camino me había esmerado en convencerla de llevarme a mi destino final.

Nos habíamos cuadrado al frente de una casa, le rogaba que me lleve, “solo por hoy, yo me regreso solo”. La convencí. Rivera Navarrete y a la izquierda. Entramos a la Vía Expresa de Javier Prado.

Sabía el salón donde tenía mi primera clase, pero aun así tenía ese sentimiento de no conocer a nadie, solo a una chica que conocí en un taller, pero con ella tenía clases a las 9, no a las 7.

El Óvalo La Fontana terminó de ponerme más nervioso. Mi mami se cuadró al frente de la puerta. Que roche, pero solo será por hoy… espero. Me despedí y le di mil gracias.

Busqué mi salón, entré, ya había gente, no podría decir en este momento quienes fueron, porque no recuerdo, solo recuerdo que un chico con un tremendo arete en la oreja se sentó delante de mí y que llamaron a una chica que también estudiaba psicología (quien terminaría siendo mi gran amiga).

Esa clase de inglés terminaría siendo muy graciosa para mí y aunque terminé desaprobando porque “faltaba” mucho (la verdad es que me llegaba tarde y este día fue el uno de los pocos días que llegué temprano junto con el día de mi cumpleaños, ambos fueron jueves) me divertí mucho en esa clase y conocí a muy buenos amigos.

Luego nos cambiaron de salón, entregué mi tarea que nos habían dejado cuando habíamos tenido charlas días antes. Acabó la clase. Bajé sin hablarle a nadie.

Eran las nueve y tenía clase de un curso llamado Desarrollo Humano. Desde la puerta vi a mi amiga, una chica que por un efecto mágico parece llevar siempre el pelo mojado. Entré y me senté a su lado.

La profesora era una chica morena súper hermosa, dejé a Shakira por un lado y me enamoré platónicamente de ella (enamoramiento que duro hasta la siguiente clase porque para mí desdicha nos cambiaron de profesora y nos pusieron un profe Curioso).

Ese día hicimos dinámica entre todos los compañeros, creo que salimos al frente y dijimos nuestros nombres u otros datos.

Salí y caminé hacía la avenida La Molina. Pasó media hora. Por fin decidí a coger un bus.

Luego bajé en la Arequipa. Me “perdí”. Caminé hasta Salaverry buscando Petit Thouars pasando por muchas calles con nombres de arboles, luego empezaron las calles con nombre de frutas, obviamente nunca crucé Petit Thouars. Cogí un carro que iba por Universitaria, bajé en Colonial y tomé una combi. Llegué a mi casa muy cansado, al igual que ahora…

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